Esta mañana antes de ir al curro me fui a saludar a Doña Antonia… Hacía un frío de esos que te traspasa la ropa y te dejaba las piernas como anquilosadas… menos mal que me puse mi abrigo Desigual blanco y negro, porque sé que a Doña Antonia le gusta verme mona… con una mirada ya te ha hecho el repaso y te dice “qué guapa estás, estás más gordita (a ella le gustas con forma, bendita mujer), o te veo cansada, te queda mejor el verde que el naranja…” A mi me gusta esta abuela, tiene casi 90 pero no es de esas viejas que aburren de tanto quejarse… para nada… eso sí que ella se aburre un poco, hace tanto tiempo que su piernas no la permiten salir a la calle, así que entre telenovelas y telefilmes de sobremesa, ella amuebla sus tardes, esperando que vuelvan a casa su hija Maricarmen y esas dos nietas que llegaron por sorpresa a los pocos meses de morirse su Manolo… cómo le aliviaron la pena estas dos mellizas de color café con leche…
Ella quien tuvo 10 embarazos y 9 niños, se le murió Manolito nada más nacer, “pobrecito nació con el corazón roto”, sabe como nadie como querer a los niños… no es una mujer culta pero es sabia, antes con mirar el cielo podía predecir el tiempo mucho mejor que Paco Montesdeoca, ahora como no sale, esta perdiendo esta facultad, pero sigue averiguando el sexo de tu futuro bebé según la forma de la tripa, predice la altura de tu niño, y hace las migas como nadie…
Sé que nada más llegar me dirá “y ¿la chiquinina donde está?” “en el cole abuela”, “ay hija, tu niña trabaja mucho”, quiere a mi E casi tanto como a sus nietas, se preocupa si no comen, y nos echa la bronca a su hija y a mí si de tanto hablar se nos pasó darles la merienda…. Cuando le decimos que las niñas ya son mayores como para prepararse ellas mismas el bocata, con un esfuerzo sobrehumano se levanta del sillón y nos suelta “vaya par de zopencas la prepararé yo misma, son niñas por dios”…
Hace años que vive con su hija La Carmela como la llamo yo, y siente mucho coraje que una niña tan buena esté sola en la vida… cuando estamos las dos a solas Doña Antonia me dice “Ay mi pobre Mari, qué buena es, y eso que cuando nació casi maldije el cielo y pedí a Dios que se me acabé esta dichosa fecundidad que me concedió, es que hija tenía 44 años y 8 niños ya… sabes que le di de mamar a ella y a mi primera nieta a la vez… además de ser primas hermanas son hermanas de leche… y fíjate... ya casi no se ven, si mi Mari intenta que no me de cuenta pero yo sé que ella es la única que se preocupa por mí… bueno y
Helada crucé el parque para ir a nuestro encuentro, pensando que qué buena cabeza tiene Antonia a sus 90 años… Ayer me llamó Carmela y me dijo Mi madre dice que vio a un niño antes de acostarse… la dije que se le iba la olla y me contestó… sí hija se me va la olla pero no los garbanzos…
Llegué yo primera, así que la esperé… había mucha gente… luego se acercó la Esteban y por fin llegó…
Me quedé un poco apartada… mirando a los demás… La Carmela me vio me hizo una seña con la mano y se adelantó un poco… me fijé en la gorda posicionada en primera fila… siempre acaparando el protagonismo… llorando haciendo ruido… todos los hijos de Antonia estaban allí… 9 en total… cada uno con su conciencia… sabemos todos quien cuidó a la madre de todos ellos.
El cura dijo Oremos, yo no lo hice… en voz baja dije HOLA ANTONIA, vayas donde vayas… que lo pases muy requetebién… quizá estén ya los cerezos en flor… sé que nos seguirá vigilando… prometo cuidar bien de la niña… sino te manifestarás… fijo… bueno pues nos vemos… hasta luego Antonia…
Es que yo odio las despedidas
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